sábado, 24 de abril de 2010

Apocalipsis



Dónde estás
oscuro jinete en llamas

hacia dónde vuelas
destruido ya
tu nombre de muerte

no hallaran tus víctimas
el paraíso

tu mirada voraz las deglutió
las roció de alcohol
las vistió de estiércol

adónde irás
destructor de sueños
invasor de pesadillas
insecto omnívoro
caníbal animado

adónde irás
buscando tus párvulos muertos

seguirás
galopando fatigas
rasgando la noche
de sexo furtivo
lascivo

encontrarás algún rastro
de aquellos

que fueron
promesas festivas
esquivas

o serán otros
los que arrastren
con tristeza suma
la desdicha
del alma perdida.
Cris.
Pintura: José Viera - El Apocalipsis (VI)

miércoles, 7 de abril de 2010

Me gusta...


caminar descalza sobre el pasto
mirar el sol a través de los árboles
aspirar las mañanas

las veredas recién baldeadas
y las alfombras de hojas de otoño

las manitos cálidas de los niños
y las caricias lentas de unas manos en mi piel
me gustan

Y las tardes de invierno
las películas de amor
y de terror
y tomar mate en pijama

La ropa limpia y planchada
ponerme perfume
me gusta

la siesta del sábado
nadar de espaldas mirando el cielo
reírme con mis amigas
la piel sedosa de los gatos
y su ronroneo de placer
mirar la lluvia desde la ventana
el color negro
me gusta

el arroz con leche y canela
los panqueques de manzana
el sushi
y la pizza de muzzarella
el café expreso
el marroc
las frutillas y el ananá
los licuados bien fríos


oler el jabón en mi piel
los zapatos de taco bien alto
el satén y el terciopelo
las gasas y los tules
las lentejuelas
las medias negras
y él cuando me las quita
me gusta

casi toda la música
me gusta

danzar libre y descalza
me gusta

bailar el tango bien lento
me gusta

emocionarme con la pintura
la gente con proyectos
la soledad de un café y un libro

caminar a la orilla el mar
de cara al sol

guardar recuerdos
me gusta me gusta me gusta

me gusta
andar en bicicleta
y los caballos
y los aviones
y los palcos de los teatros

los cuellos largos
y los dedos finos
me gusta…
besarlos

me gusta
hundir la mano en la harina fresca
y el olor a levadura
y a torta de domingo.

los cristales y los espejos
la madera de haya y de roble
el bronce y la plata
me gustan

espiar a la gente
y armar historias

y pasear por Palermo

viajar a lugares desconocidos
y perderme

Me gusta la cerveza negra
y sentirme segura

Me gusta la espalda de él
y su olor

Y me gustan…
El pelo suelto y limpio
Las miradas transparentes
La ropa bien blanca

Me gusta quedarme sola
para llorar

me gustan mis plantas
mis fotos queridas
el pastillero de la tía
el ajedrez de papá


las canciones italianas
y el pop

me gusto a los veinte

me gusta
el canto de las ranas
los pájaros de colores
los perros de cara chata


las flores rojas
y los jazmines

los libros ajados
y los lápices

y el surrealismo

los botones de nácar
y los vestidos negros

el papel glasé brillante

los marcos
las máquinas viales
las grúas
las ventanas grandes
los pisos de madera lustrada
las escaleras de mármol
me gustan

los árboles fuertes y altos
los lagos vacíos
la noche y sus silencios
el viento frío en la cara
los árboles vestidos de nieve
el fuego en la hoguera.

los tobillos finos

cantar bien alto

estirarme en el piso

me gusta que me acaricien el cuello y la espalda

me gusta mi ombligo

las noches con vino y amigos
me gustan

las estatuas
las alfombras peludas
y las macetas de barro

las lámparas grandes
los té perfumados
las copas de cristal

los carteles luminosos
las latas de chocolates
hacer caras en el espejo
me gusta

y las caricias
y hacer “cucharita”
y sentir el aliento en mi nuca
y el abrazo agotado de amar
me gusta…
me gusta…
me gusta…
Cris.
Pintura: "Mujer en el jardín". Zulay Herrera



Soledad

Soledad
CRUZAGRAMAS: un grupo de escritores en busca de alternativas
Abrir la puerta de mi casa es todo un desafío. Mi casa y mi corazón. Y no es necesario usar llaves. En este pequeño lugar del universo no son necesarias porque aquí está todo a flor de piel: olores, sabores, murmullos, gritos y silencios. Luces y sombras de ciudades y desiertos. La vida, el amor y la muerte. Y las palabras como hilo conductor. Sólo las usaremos para abrir, si fuera preciso, diminutos cofres de confidencias, sueños y locuras varias compartidas con todos ustedes.
Bienvenidos a casa!
Cris.