
Muchas gracias a todos los que me acompañaron durante este año. Gracias por su comprensión y apoyo. Muchas felicidades y que se cumplan todos sus deseos!
Feliz, feliz 2010!!!!!!!!
Foto: Isabella. 31-12-09
"..., tu afán que da forma al deseo, toma del deseo su forma, y crees que gozas por toda Anastasia cuando sólo eres su esclavo"






El primer trabajo fue para su padre. Resultó agotador y cometió diversos errores; entre ellos, dejarse manipular por el objetivo. Esos pequeños traspiés no lo hicieron desistir de su vocación, muy por el contrario, le sirvió de ejemplo. Al poco tiempo, había ganado en reputación y ya estaba colaborando con algunos vecinos del barrio.
Camina lenta sobre las maderas resecas del muelle. Su cabello largo bailotea oscuro, sobre la falda verde. Fija sus ojos secos en los destellos del agua. La brisa levanta, apenas, tímidas imitaciones de oleaje. Los botes amarrados en la orilla sueñan mares en esta siesta de verano.


De España venía. De Andalucía. Más precisamente de un pueblo pequeño llamado Jerez. Muy pocas cosas viajaron con ella. Una imagen de La Dolorosa, un mantel bordado a bolillos por su madre y su tesoro más preciado: un mantón de Manila que había pertenecido a su abuela. Todo entraba en la valija marrón que arrastraba por las calles del barrio, San Telmo. Su nuevo hogar. Lo demás, lo llevaba puesto. Quince años de mirada perpleja y un andar cadencioso de flamenco en la sangre. El conventillo de Don José le abrió las puertas y le cerró la ilusión. Carmencita lloró todas las noches de su alma, hasta que agotó el último suspiro. Y cuando al fin abrió los ojos, su mirada ya no tenía el brillo de las luces de colores, ni el canto alegre de las comadres en la feria, ni el verso galante de los jóvenes del pueblo. Cada noche, al volver de la casa de sus patrones, lastimadas las manos por el agua fría y la lavandina, abría la maleta y sacaba sus pequeños tesoros, los ponía sobre la cama y les cantaba, muy quedo, esa nana que su madre le había enseñado. Luego, se cubría los hombros con el mantón de Manila y danzaba su sangre sobre el piso frío del cuarto. Los largos flecos negros subían, bajaban, trenzaban historias de amor y desesperación, de olvidos y esperanzas.
U.del Mar

Asomáte fantasma lúdico. Asomáte y regaláme tu perfume a ropa vieja. Dejáme ver tus heridas carcomidas. Dejáte sentir en toda tu inmundicia cadavérica y asolá, romántico, doncellas dormidas en lechos de muerte.Reíte con cuatro dientes podridos y guiñáme un ojo colgando de su órbita.Mostráme tus guiñapos sanguinolentos. Sacudí tus jirones de carne y nervios y retáme a seguir pensando que la belleza es obvia.